viernes, 14 de abril de 2023

PIOTR KROPOTKIN SOBRE ANTÓN CHÉJOV

 

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PIOTR KROPOTKIN SOBRE ANTÓN CHÉJOV

 



Edgardo Rafael Malaspina Guerra

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El pensador ruso Piotr Kropotkin (1842-1921) en “Los ideales y la realidad en la literatura rusa” (1905) dice que Antón Chejov es de todos los novelistas rusos el más original en el sentido amplio del concepto. Luego explica que Chéjov no trata de sorprender a los lectores con efectos estilísticos porque rechazaba tales artificios.

 

 

 

 

 

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[Piotr Kropotkin]

 

Chéjov escribió con la misma sencillez que Pushkin, Turguenev y Tolstói.

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Chéjov escribió sobre todos los temas de la vida rusa , los cuales; no obstante, tienen significación universal porque tocan las fibras de lo cotidiano y la esencia del alma humana.

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Chéjov estudió en el Gimnasio y en la Universidad de Moscú. Más tarde escribiría:  "En aquella época yo no estaba bien informado acerca las Facultades y no puedo recordar ahora por qué había elegido la de medicina, pero jamás me arrepentí de esa elección".

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Trabajó como médico en un hospital de aldea cerca de Moscú y se ofreció voluntariamente de médico de distrito durante la epidemia de 1892.

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El pensamiento científico adquirido durante sus estudios de medicina fueron muy importantes para desarrolla su carrera literaria.

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“A medida que pasaban los años, trataba los más profundos y complicados problemas de la vida, al propio tiempo que la forma de sus producciones iba haciéndose cada vez más bella y pulida. Cuando Chéjov murió, en 1904, a la edad de cuarenta y cuatro años, su talento había alcanzado su completa madurez. Su última obra, un drama, contiene rasgos poéticos tan delicados y una melancolía poética está en ella tan entremezclada con la aspiración por las alegrías de una vida colmada, que parecía que iniciaba una nueva fase en su labor; pero ya se sabía que la tuberculosis minaba rápidamente su vida”.

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“Nadie como Chéjov logró describir los fracasos de la naturaleza humana en nuestra actual civilización, y especialmente el fracaso, la bancarrota del hombre civilizado frente a la bajeza que rodea toda la vida cotidiana. Esta derrota del "intelectual" la ha pintado Chéjov con una fuerza admirable, de un modo variado e impresionante. Y ahí reside el rasgo particular de su talento”.

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La bajeza que pinta Chéjov comienza con la pérdida de la fe en las fuerzas propias y en la pérdida progresiva de todas esas esperanzas luminosas e ilusiones que constituyen el encanto de toda actividad.

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El hombre llega a un grado en que sólo puede repetir mecánicamente ciertos actos cotidianos, y se va a acostar satisfecho de haber "matado" el tiempo de alguna manera.  De este modo se hunde poco a poco en una completa apatía espiritual y en la indiferencia moral.

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Chéjov no intentó nunca escribir novelas grandes. Su dominio es el cuento corto, en el que era un verdadero maestro; jamás se propone ofrecer la historia completa del sus héroes, desde la cuna a la tumba; ese no es el camino adecuado para el relato breve.

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La risa es siempre un paso hacia la reconciliación.

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El "dolor chejoviano" es tan característico de sus trabajo como el profundo surco de su rostro bondadoso con sus ojos vivos y meditabundos.

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[Original del Jardín de los cerezos. Museo de Chéjov. ERMG]

 

“El jardín de los cerezos fue su canto de cisne, y en las palabras finales de este drama resuena una nota llena de esperanza en un porvenir mejor. El jardín de cerezos, que pertenecía a una antigua familia de la nobleza y era un verdadero jardín de hadas cuando los cerezos estaban en completa florescencia y los ruiseñores cantaban en su espesura, cae derribado despiadadamente por un hombre de dinero, por un burgués. A él no le interesa la poesía del jardín floreciente, ni el canto de los ruiseñores; lo único que necesita es dinero. Pero Chéjov ve lo que ocurrirá en el porvenir;  ve cómo el jardín pasa otra vez a nuevas manos y en su lugar surgirá un nuevo jardín: un jardín en que todos hallarán la dicha en un ambiente renovado. Personas que sólo han vivido para sí no podrían jamás plantar semejante jardín; pero ha de venir el día en que lo harán gentes como Ani, la protagonista, y su amigo, el "eterno estudiante".

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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