EL MUSEO DE MARX Y ENGELS
Edgardo
Malaspina
1
Nuestro
inolvidable y apreciado profesor Víctor Frolov
solía decir que la arterosclerosis es una enfermedad no del todo mala:
olvidas las cosas y si alguna circunstancia las hace recordar, entonces te
alegras como si fuese una novedad. La
arterosclerosis deviene, abajo esas
premisas, en una especie de fuente permanente de la alegría, cuyo sustento
paradójicamente es el olvido. Eso me pasó con unas cajas arrumadas en el
depósito de mi casa. Abrí una de ellas y me emocioné al encontrar unas viejas
fotografías y unas postales desvaídas y pegadas unas con otras. ¿Lanzarlas al cesto de la basura? Mejor es
compartirlas.
2
Las
postales son del Museo de Marx y Engels y evocaron la visita que hice a esa institución hace…hace muchos años.
Mo
Yan, el único chino Premio Nobel de
Literatura, afirma que “de los cincuenta
en adelante, uno no tiene memoria para las cosas recientes, pero las cosas del
pasado las recuerda cada vez mejor”.
3
El
propio Lenin propuso la creación del museo en 1920, el cual abrió sus puertas en 1962 para recolectar documentos
relacionados con la vida de Marx y Engels, imágenes, obras de arte y reliquias
de la lucha revolucionaria.
4
En
1992 desapareció el Instituto de Marxismo Leninismo, donde funcionaba el Museo
de Marx y Engels. Todas las colecciones fueron traspasadas al Archivo de
Historia Política de Rusia.
5
Así
es la vida, según la dialéctica: todo cambia.
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