MARINA
TSVETÁYEVA
(“Mis
poemas, como vinos exquisitos y preciados,/tendrán su día de suerte”.)
1
Marina
Tsvetáyeva (1892-1941) proviene de una familia dedicada a la cultura: su padre,
Iván Tsvetayev, es el fundador del Museo Pushkin de Moscú. Su obra poética fue
rechazada por la administración comunista de la Unión Soviética; y eso fue el
motivo para someterla a persecuciones y humillaciones que la condujeron a la
miseria y al suicidio.
2
Mis
poemas de juventud, cuando dudaba
que
alguna vez pudiera ser poeta,
irrumpen
como el agua de una fuente
o
chispas de un petardo,
y
corren tal pequeños demonios, sin sentido,
hacia
el santuario donde se expande el incienso,
mis
poemas sobre la muerte y la adolescencia,
que
nadie ha leído aún
han
estado acumulando polvo todo este tiempo en librerías
donde
nadie viene a llevárselos.
Mis
poemas, como vinos exquisitos y preciados,
tendrán
su día de suerte.
Mayo,
1913
(Traducción
:Ernesto G.)
Tras
la huella:
(Moscú, 2008) Caminamos hasta el museo de Marina Tsvetayeva, la poeta
rebelde. En el segundo piso, a través de una escalera en forma de caracol como
la del sueño de Isaac-así la consideraba la familia de la poetisa- está el
apartamento donde vivió desde 1914 hasta 1922 con su esposo. Aquí se reunía con
sus amigos escritores, pintores y filósofos. De quince libros que publicó, 11 fueron
escritos en este lugar, donde según uno de sus poemas “huele a patria, a rocío/
a humo eterno y a versos.” Desde aquí partió al exilio; y cuando regresó, en
1939, el comunismo había cambiado las reglas del juego, y no pudo tener ni
hogar estable ni trabajo, porque era “una traidora a la patria”. La traición era haber vivido en países
capitalistas como Francia, y no entender completamente la revolución. El
apartamento le encantó a Tsvetáyeva porque tiene forma de barco con claraboyas
en el techo para la entrada de luz y aire. La guía dice : “Durante la guerra
civil, después de 1917, vendieron un piano para comprar harina. Así era la hambruna que padecía el país. . Algunos
muebles de madera fina fueron a parar a la chimenea para generar calor en
invierno”. Vamos viendo sus libros, sus manuscritos, un busto. La guía,
prosigue con voz que denota cariño y admiración por Tsvetáyeva: “ A Marina
Ivanovna no le dieron tregua los del gobierno, la persiguieron, le mataron al
esposo, de sus tres hijos , al varón lo enviaron a un campo de concentración.
Una de las hijas también fue encarcelada, y la menor murió en un orfanato de
hambre. No tenían que comer. Ella sólo recurría a sus versos. Cuando no tenía
papel escribía sobre las paredes. En la miseria y ante tanto acoso se ahorcó en
1941…”. Uno hace duros esfuerzos para
no soltar una lágrima y una palabrota para maldecir las ideologías…Salimos. La
tarde ya está oscura y siento mucho frío.
(“