FRANCISCO DE MIRANDA EN MOSCÚ.
Edgardo
Malaspina
1
Según el historiador soviético Grugulevich ( conocido también como
Lavretski, y a quien tuve el honor de conocer) en los diarios de
Francisco de Miranda está reflejada su visita a Moscú en el siglo
XVIII. Miranda visitó Rusia desde el 7 de octubre de 1786 hasta
hasta el 6 de septiembre de 1787; y en todo ese tiempo llevó un
minucioso diario. El mismo Precursor de la independencia americana
confiesa que escribía todo el día hasta la media noche. En ese
tiempo llenaba ocho pliegos. El diario le sirve para registrar
pormenorizadamente todo lo que ve, desde personas hasta
instituciones.
2
Miranda hace su entrada a Moscú a las a las nueve de la noche del
11 de mayo de 1787: “En fin, por sendas intransitables y
desnucaderos, aunque el camino aquí no es tan malo como el anterior,
avistamos la gran ciudad de Moscú-32 verstas- cuya meseta de
palacios, jardines y chozas todo junto, le da alguna similitud con
Constantinopla. Sobre el camino hay varias casa de campo muy bien
situadas, con abundancia de árboles, alamedas alrededor, y las
cercanías de la ciudad por todas partes parecen sumamente agradables
y pintorescas.¡ Cómo estas gentes, que están obligadas a consumir
tanta leña, han podido preservar tantísimos bosques, es cosa que no
entiendo!"
3
El 13 de mayo Miranda está visitando el monasterio de Novodievich.
Este convento era sólo de monjas y fue construido en 1524;
actualmente es un museo con exposiciones pictóricas y de arte ruso
de carácter religioso de los siglos XVI y XVII ,y está ubicado
cerca de la estación del Metro Sportivnaya. Al lado se encuentra el
cementerio del mismo nombre ( antes estaba cerrado al público
durante el Poder Soviético y ahora de entrada libre).
4
Luego Miranda, el 14 de mayo, se dirige a la Plaza Roja y entra en el
Kremlin. Allí le mostraron las catedrales, las tumbas de los zares,
la campana gigante, el zar cañón, la armería, etc; de la misma
manera como en la actualidad se los muestran a los turistas . Al
visitar el Hospital de Catalina o de oficiales destaca que es para
inválidos enfermos y que están bien asistidos con apartamentos
separados para las mujeres y para los locos. Los califica de bien
aseados, con buenas camas y con sólo ocho pacientes por habitación.